Q&A con nuestra nueva profesora Vicky Perez Calzadilla

Q&A con nuestra nueva profesora Vicky Perez Calzadilla

Eres española con un nivel de inglés bilingüe 100% y acento irlandés. ¿Cómo lo hiciste?

La verdad que fue una mezcla de muchas cosas entre la que destaco, sobre todo, la paciencia. Es muy importante tener paciencia cuando estudias un idioma, así como entender que hay cosas más fáciles que otras y cosas que se te dan mejor que otras. También es importante darse tiempo, ya que no siempre aprendes al mismo ritmo y además, es importantísimo darle a tu cerebro tiempo para asimilar y no olvidar.

La buena noticia para el alumnado es que se pueden hacer muchas cosas por tu cuenta aparte de las clases. Yo en mis tiempos de estudiante (y ahora también) devoraba libros, películas y series. Para cuando me fui a vivir fuera, que fue varios años después de terminar mi carrera, ya hablaba inglés sin problema de todo el cine que había visto. No fue un camino de rosas, no os podéis imaginar la cantidad de veces que tuve que ver una peli o un episodio otra vez porque no me había enterado de la mitad y de repente pasaba algo y yo no entendía nada. Afortunadamente, poco a poco, esto fue dejando de pasar, hasta que llegó un momento en que no necesité ni subtítulos, ni dar para atrás, ni nada de nada. Es un proceso inconsciente, de repente no entiendes casi nada, de repente mucho y de repente todo. Pasa el tiempo, claro está, pero llegas.

Y sobre el acento, pues al vivir en Dublín y pasarme horas y horas con irlandeses, se me pegó el acento y aquí sigue conmigo. Me pasó lo mismo cuando me vine a vivir a Asturias de Ponferrada, así que igual es cosa mía.

Eres una profesora muy recomendada. ¿Cuáles son las claves para ti para tener éxito como profesor de inglés?

Aunque parezca paradójico, el hecho de ser bilingüe y de que la lengua inglesa no sea mi primer idioma me ha ayudado mucho en mi profesión. Por un lado, el conocimiento de la lengua no me limita dentro del aula y por otro, entiendo a la perfección sus dificultades y puedo anticipar sus preguntas y sus dudas porque en algún punto del camino, yo las he tenido también y las he subsanado de alguna manera. Siempre tengo algún truco debajo de la manga para compartir en un momento dado.

Aparte de esto, el carácter de un profesor es también muy importante. El estudio de una lengua es un proceso frustrante muchas veces, agotador incluso. Por ello, me parece necesario que un profesor entienda y tenga esto en cuenta porque al fin y al cabo, lo que quieres es hacerle el proceso a tu alumnado lo más llevadero, provechoso y entretenido posible.

Como examinadora de Cambridge, ¿tienes alguna recomendación para nuestros alumnos cuando se enfrenten al examen?

El mejor consejo que puedo darles es que no se dejen intimidar ellos, que a priori parecen muy difíciles pero que como todo en la vida, es práctica. Por ello, conocer bien el examen y hacer exámenes de prueba siempre ayuda con esos nervios que sobrevienen cuando no sabes muy bien qué esperar. También les recomiendo que siempre lo afronten con positividad, ya que un examen de idiomas es reflejo de un nivel conseguido fruto del trabajo y la paciencia. Por último, les diría que no lo dejen tras conseguir el título, que sigan leyendo y escuchando, incluso hablando y escribiendo si tienen ocasión, es la mejor manera de no oxidarse y de seguir mejorando.

¿Cómo fue tu experiencia dando clase en el instituto Cervantes?

Cuando vivía en Dublín, hice un curso para profesores de español, aunque no era la primera vez que lo enseñaba, pero me pareció interesante. La experiencia haciendo las prácticas fue genial, la verdad, me encontré con una clase super motivada que no se rendía ante ninguna dificultad, ¡ni siquiera ante los tiempos verbales en español!

Cuéntanos alguno de tus mejores momentos como profesora.

Durante un año, enseñé español en EEUU y recuerdo un par de alumnas que me pidieron hacerse una foto conmigo el último día de clase porque les había gustado mucho y, como sabían que volvía a España, querían un recuerdo. Me hizo mucha ilusión. Es lo más bonito de esta profesión, la gente que se queda contenta porque ha aprendido y ha estado a gusto en tu clase.

 

¿Te acuerdas de tu mejor profesor de idiomas?

Sí, ¡claro! La mejor fue mi profe de francés en el instituto. Fui una adolescente un tanto rebelde y ella me sabía llevar muy bien y sacar lo mejor de mí, tengo un recuerdo muy bonito de aquella clase. Además aprendí mucho francés y, a pesar de que ya hace unos añitos, me acuerdo prácticamente de todo.

¿Porque escogiste Taylor School como lugar de trabajo?

Pues porque me llamó mucho la atención el ambiente de trabajo y la cantidad de actividades que organizáis fuera del aula. Me parece muy importante el compaginar la enseñanza de libro de texto con las actividades diferentes y creativas, ya sea dentro o fuera del aula. No sólo mantiene motivado al alumnado, también al profesorado. Yo personalmente disfruto mucho diseñando u organizando clases fuera de la disciplina de los libros. En mi experiencia, los alumnos, jóvenes o mayores, lo agradecen mucho y siempre se lo pasan genial.

¿Cuáles son tus aficiones?

No tengo aficiones muy originales, la verdad. Decía antes que soy muy aficionada a leer, al cine y a las series, no sólo por haber sido estudiante de inglés, me gustan en cualquier idioma. También soy muy social y me encanta pasar tiempo con mi gente y, cuando el tiempo y el dinero lo permite, viajar. El último viaje que hice fue a Camboya a hacer un voluntariado con niños discapacitados y la verdad que fue una de las mejores experiencias de mi vida, la repetiría mil veces.